La lejía es uno de los productos más conocidos en el mundo de la limpieza, gracias a su alto poder desinfectante. También se le conoce con el nombre de hipoclorito de sodio, dado que se extrae de la sal común. En cuanto a sus características, tiene un color entre verde y amarillo y su olor es bastante fuerte, lo que podría causar irritación en las fosas nasales si no se utiliza un protector o se mezcla con agua.
Su utilidad en la limpieza es muy extendida porque la lejía actúa como aliada contra la suciedad, pues tiene la capacidad de eliminar manchas y bacterias al liberar oxígeno activo, un elemento que descompone las proteínas de los microbios.
Gracias a todas las posibilidades que ofrece, su uso se ha generalizado. Así que no te pierdas este contenido donde te decimos qué es y cuáles son los usos de la lejía en el hogar.
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Desinfecta tus frutas y verduras con lejía
Una de las principales cualidades de la lejía es su capacidad para desinfectar frutas y verduras fácilmente, lo cual es sumamente valioso para preservar la salud. Sabemos que al comprar verduras y fruta fresca, existen altas probabilidades de que acumulen suciedad o bacterias que podrían pasar a nuestro organismo si las ingerimos, provocando algunas reacciones por infección o intoxicaciones alimentarias.
Con el fin de evitar que esto ocurra en tu entorno, puedes llevar a cabo un proceso de desinfección previo a su consumo empleando la lejía como método de desinfección y limpieza en este tipo de alimentos.
- Para ello, lava cuidadosamente tus legumbres, frutas y verduras bajo el grifo y elimina la suciedad con ayuda de un cepillo o con las manos.
- Luego, prepara un recipiente con un litro de agua, añade una cucharada de bicarbonato de sodio y diluye 5 gotas de lejía. Mezcla todo bien.
- Luego procede a remojar tus frutas y verduras por unos 15 minutos aproximadamente.
Finalmente, vuelve a lavar los alimentos con agua fría en el grifo para estar seguro de eliminar todo el producto. ¡Ahora podrás comerlas sin problemas!
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La lejía: un potente quitamanchas y blanqueador
La lejía es una de las opciones más efectivas para quitar las manchas más difíciles en la ropa blanca, especialmente en el caso de aparición de manchas amarillentas o las que no son posible quitar de otro modo. La lejía, en estos casos, actúa activando un proceso de oxidación en los electrones de las manchas.
El primer paso para lograrlo, es retirar el exceso de la mancha con ayuda de un papel o toalla absorbente y agregar sobre el área manchada un poco de detergente líquido para lavadora. Extiende con ayuda de un cepillo y mete la prenda en la lavadora.
Luego, agrega un poco de lejía a la lavadora e inicia el proceso de lavado con la temperatura más alta que el tejido de la prenda permita, para no dañarla.
En el caso de que la mancha no haya desaparecido totalmente al finalizar el ciclo de lavado, puedes volver a repetir el proceso. Así te asegurarás de que recupere su color blanco original.
También puedes realizar este proceso a mano. Solo deja remojar la prenda con el detergente y un chorrito de lejía durante unas dos horas para dar tiempo a que el producto actúe profundamente sobre la prenda de vestir. Enjuaga y verás los resultados.
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Limpia y desinfecta las superficies con lejía
Nada mejor que recurrir a las propiedades desinfectantes de la lejía para tratar superficies en el hogar. Esta práctica es especialmente útil en las zonas más propensas a acumular gérmenes, como son los baños y las cocinas.
Para limpiar la superficie de los pisos, solo debes diluir un poco de lejía en el cubo de agua donde enjuagarás la mopa. También puedes utilizarla diluida un recipiente con agua para aplicar con un frotador y eliminar suciedad y hasta moho, sobre superficies como la bañera, el lavamanos y el inodoro; lugares donde los microorganismos proliferan de forma abundante.
De hecho, empleando regularmente lejía en la limpieza de los baños, puedes prevenir los malos olores y evitar que aparezcan las manchas de moho en las rendijas de las baldosas de los baños, por ejemplo.
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Lejía para eliminar los malos olores en el hogar
Pocas cosas resultan tan desagradables como los malos olores en distintas áreas en el hogar.
Por ejemplo, cuando los alimentos de la nevera se descomponen, pueden dejar un fuerte olor que resulta muy difícil de eliminar. Una forma erradicar por completo esta pestilencia, es haciendo una limpieza profunda con un poco de lejía diluida en agua y detergente limpiador.
Otro foco de malos olores es la lavadora. Con el tiempo y el uso frecuente de este electrodoméstico, el moho causado por los restos de humedad puede llegar a desprender un olor desagradable.
Para eliminarlo por completo, nada más fácil que iniciar un programa de lavado a 30° añadiendo una taza de lejía. De este modo el mal olor desaparecerá totalmente, pero, deberás repetir este procedimiento periódicamente, para evitar que se vuelvan a acumular los microorganismos que generan mal olor.
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Lejía para neutralizar los alérgenos
La lejía es también un producto excelente para aquellas personas que sufren alergia al polvo, pues tiene la capacidad de actuar directamente contra los ácaros. Principalmente, estos microorganismos se acumulan en los cuartos de los niños, en juguetes, alfombras, cortinas, etc.
Para neutralizarlos y eliminarlos por completo, asegúrate de mantener las estancias perfectamente limpias y desinfectadas con lejía. Aspira con frecuencia los rincones de las habitaciones y los objetos más propensos a acumular polvo, mantenlos siempre libres de estos molestos microorganismos con una limpieza regular con lejía y agua.
Antes de usar lejía en tu hogar, debes tener en cuenta que la mezcla debes hacerla con agua y detergente en algunos casos. Pero, nunca deberás mezclarla con amoníaco ya que puede resultar muy tóxica y corrosiva esta combinación. Del mismo modo, nunca debes usar la lejía con ropa de color porque dañarías la prenda. Recuerda además, que es necesario que utilices guantes para evitar el contacto de este producto con la piel. De este modo, podrás disfrutar de todas las ventajas que te ofrece la lejía en diferentes usos.